Wednesday, June 13, 2007

Memorias de Axel. Ibiza Jazz Quartet. Valencia, 2005


Apenas unos meses después de publicado este libro de memorias, el batería y profesor de idiomas Axel falleció en Ibiza.
No fue ninguna sorpresa. Todos conocíamos y él también la fragilidad de su salud, en estado muy precario. Al menos esta edición supuso una alegría profunda, que le permitió además un conciliador reencuentro con su hijo y los suyos.
Axel llegó en los años Sesenta a Ibiza y ya se quedó. Fue a Alemania para trasladar sus pertenencias: una batería. Pero no tenía dinero para el transporte, de manera que por puro azar hizo amistad con un taxista, el cual colocó hábilmente las piezas y los tambores y vino hasta Ibiza con el taxi y la batería, a cambio de una estancia en la casa de campo de Axel.
Este libro es apasionante, repleto de anécdotas y con muchos personajes que se entienden mejor conociendo la isla. De cualquier manera, de aquel manojo de folios desordenados y repetitivos que me entregó recompuse una época que yo viví como él y muchas veces junto a él.
Cuando comencé a redactarlo -no tengo tiempo de aceptar encargos, pero yo conocía las pésimas condiciones de salud de mi amigo: poco se podía hacer por él, excepto el libro, que no deja de ser una oración optimista- yo me encontraba frío y reticente. Pero a los pocos folios ya había recuperado el clima de la época y me encontré a gusto.
Y creo que conseguí cuadrar el círculo: añadir, corregir o aumentar las notas de Axel sin desvirtuar su autoría ni su personalidad. Cuando se lo dejé leer quedó entusiasmado. Quería incluso que yo firmara con mi nombre en la portada.
No sólo no firmé (en la portada, pero sí en el libro para acompañarle) sino que le cambié el título. En vez del Ibiza Jazz Quartet (el nombre que ha usado para sus distintas formaciones de jazz) le puse 'Memorias de Axel'. Sin decirle nada.
Ahora si releo algún pasaje casi me emociono. Tuvimos diez años brillantes, pero después se apagaron muchas luces. ¿Pudimos hacerlo mejor? Seguro, pudimos hacerlo mejor y pudimos hacerlo distinto, pero que nos quiten lo bailado.
Nosotros sólo queríamos crear belleza. No destruimosla isla. No perseguimos a nadie ni a nada. No cultivamos la barbarie. Pero, basta leer el libro para llegar a la conclusión pesimista de que todo esto a veces no es suficiente.
La prueba es que estamos muertos o desperdigados y la isla de Ibiza ha quedado destrozada.
Pero la Tribu Cósmica Ibiza en el Exilio a veces descarga un rayo que puede herir o iluminar, según. Este libro es uno de ellos.




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